El titanio es el noveno elemento más abundante en la corteza terrestre (0.63% en masa) y el séptimo metal más abundante. Está presente como óxidos en la mayoría de las rocas ígneas, en sedimentos derivados de ellas, en seres vivos y cuerpos de agua naturales. De los 801 tipos de rocas ígneas analizadas por el Servicio Geológico de los Estados Unidos, 784 contenían titanio. Su proporción en los suelos es aproximadamente de 0.5 a 1.5%. Los minerales comunes que contienen titanio son anatasa, brookita, ilmenita, perovskita, rutilo y titanita (esfena). Akaogiita es un mineral extremadamente raro que consiste en dióxido de titanio. De estos minerales, solo el rutilo y la ilmenita tienen importancia económica, aunque incluso ellos son difíciles de encontrar en altas concentraciones. Se extrajeron aproximadamente 6.0 y 0.7 millones de toneladas de esos minerales en 2011, respectivamente. Existen depósitos significativos de ilmenita que contiene titanio en el oeste de Australia, Canadá, China, India, Mozambique, Nueva Zelanda, Noruega, Sierra Leona, Sudáfrica y Ucrania. Se produjeron alrededor de 186,000 toneladas de esponja de titanio en 2011, principalmente en China (60,000 t), Japón (56,000 t), Rusia (40,000 t), Estados Unidos (32,000 t) y Kazajistán (20,700 t). Se estima que las reservas totales de titanio superan los 600 millones de toneladas. La concentración de titanio es de aproximadamente 4 picomolar en el océano. A 100 °C, se estima que la concentración de titanio en el agua es menor de 10 M a pH 7. La identidad de las especies de titanio en solución acuosa sigue siendo desconocida debido a su baja solubilidad y la falta de métodos espectroscópicos sensibles, aunque solo el estado de oxidación 4+ es estable en el aire. No existe evidencia de un papel biológico, aunque se sabe que organismos raros acumulan altas concentraciones de titanio. El titanio se encuentra en meteoritos y ha sido detectado en el Sol y en estrellas tipo M (el tipo más frío) con una temperatura superficial de 3,200 °C (5,790 °F). Las rocas traídas de la Luna durante la misión Apollo 17 están compuestas de 12.1% de TiO2. También se encuentra en cenizas de carbón, plantas e incluso en el cuerpo humano. El titanio nativo (puro metálico) es muy raro.