Inicialmente nombrado en el 1723, vesuvianita pasó antes a ser llamado "el jacinto del Vesubio" por Jean-Baptiste Louis Romé de L’Isle en 1772. Más de 20 años después, Abraham G. Werner le dio su nombre actual, en honor al Vesubio italiano, lugar en el que se descubrió. Actualmente también se le llama "idocrasa", por lo que suele haber una confusión, ya histórica, con su nombre. Afortunadamente, solo tiene un valor para el coleccionismo, careciendo de atractivo industrial.