Ya desde el Antiguo Egipto, el vidrio es un elemento presente en la vida diaria de todos. Desde hace cientos de años se ha conseguido con la fundición de la arena común, que se convierte en líquido a 1700 °C y se convierte en lo que se conoce como "sólido amorfo", que, a primera vista, se solidifica, pero anatómicamente no llega a serlo del todo.