Ya el filósofo Teofrasto, hace 3000 años, hablaba del ágata. El hecho de que fuera una calcedonia convertida en un cuarzo ha hecho que pueda tomar múltiples colores, como el marrón, lila, amarillo y gris. Por su formación, suele tener múltiples capas y por su carácter poroso, puede incluso teñirse y mantiene muy bien los colores.